Medio Ambiente en America Latina

diciembre 31, 2007
La pobreza en urbes que crecen sin planificación, la pérdida de biodiversidad, la degradación marina y la contaminación del agua y el aire son algunos males que siguen afectando a América Latina y el Caribe, concluyó el Informe GEO 4.

“En América del Sur hay muchas tareas pendientes. Tenemos problemas de contaminación en ciudades, disponibilidad de recursos hídricos, especies amenazadas, sobreexplotación de recursos marinos e incremento de las enfermedades (especialmente cáncer a la piel) provocadas por el adelgazamiento de la capa de ozono, que afecta muchísimo al extremo sur” del continente, dijo a IPS el ingeniero químico chileno, Héctor Jorquera.

Jorquera es uno de los autores del capítulo dos, dedicado a la atmósfera, del cuarto Informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-4, por sus siglas en inglés), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

Elaborado por 390 expertos y revisado por otros 1.000 en todo el mundo, el GEO-4 describe los cambios producidos desde 1987, evalúa el estado actual de la atmósfera, la tierra, el agua y la diversidad biológica e identifica prioridades de acción.

Un problema transversal en América Latina y el Caribe, también presente en la subregión sudamericana, es la pobreza en la que está sumida la población mayoritariamente urbana, subrayó el académico de la Universidad Católica de Chile, quien participó en la presentación del informe este jueves en Santiago.

América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo en desarrollo. Entre 1987 y 2005 la población urbana pasó de 69 por ciento a 77 por ciento del total de habitantes. Esta cifra se eleva a 87 por ciento en el caso del Cono Sur americano. Casi 40 por ciento de las familias urbanas se encuentran bajo la línea de la pobreza, es decir, viven con menos de dos dólares por día.

La condición de pobreza, que implica peor acceso a la salud y a servicios sanitarios como el agua potable, hace a la población vulnerable a todo tipo de eventos como inundaciones, olas de calor, sequías, aumento de la contaminación atmosférica y transmisión de enfermedades infecciosas presentes en las aguas servidas, detalló Jorquera. El informe, cuyo lema es “Medioambiente para el Desarrollo”, consigna que son recolectados 81 por ciento de los residuos sólidos generados en los municipio, pero sólo 23 por ciento de ellos recibe un tratamiento adecuado. No es mejor la situación de las aguas servidas: solo 14 por ciento de ellas son tratadas.

La degradación del suelo afecta a 15 por ciento de toda la región, 26 por ciento en Mesoamérica y 14 por ciento en América del Sur.

América Latina alberga la mayor diversidad de especies del mundo y posee varias de las cuencas hídricas más grandes. Seis países –Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela– son considerados megadiversos.

Las amenazas a esta biodiversidad son la pérdida de hábitat, la degradación de la tierra, el cambio de uso de ésta, la deforestación y la contaminación del mar, afirma el documento. Cerca de 66 por ciento de la pérdida de cubierta forestal mundial entre 2000 y 2005 tuvo lugar en esta región.

“La situación no ha mejorado mucho con respecto a lo que se había diagnosticado hace varios años atrás. Los problemas persisten y no hay una respuesta más vigorosa por parte de las distintas sociedades y gobiernos en el sentido de enfrentar la raíz de los problemas”, aseveró Jorquera.

“Otro aspecto que es necesario reforzar mucho en la región” es la disponibilidad de “información más detallada de lo que está pasando, porque en muchos lugares no sabemos lo que pasa simplemente porque no hay datos”, acotó.

De todas maneras, el informe identifica algunos avances, como la creciente extensión de zonas protegidas, que cubren 10,5 por ciento de todo el territorio de América Latina y el Caribe, con una mayor proporción en América del Sur (10,6 por ciento). Jorquera también destaca que ha mejorado la calidad de algunos combustibles y sistemas de transporte y que hay una mayor conciencia de la agenda ambiental en la opinión pública.

“Los problemas siguen siendo los recurrentes de América Latina: erosión del suelo –el cáncer de nuestra tierra–, la deforestación y la contaminación del agua y del aire”, complementó a IPS Nicolo Gligo, académico de la Universidad de Chile y responsable del Informe sobre el Estado del Medio Ambiente en Chile.

“Califico los avances en función de las cifras, y no hay ninguna cifra que indique que hemos mejorado (en esas áreas), salvo la disminución de los contaminantes que agotan la capa de ozono”, acotó.

Otro aspecto abordado en el informe es la vulnerabilidad regional ante el cambio climático.

Según lo expuesto por Jorquera, en los últimos años se ha constatado un aumento de precipitaciones en el sudeste de Brasil, en Paraguay, Uruguay y en las pampas (llanuras) argentinas, así como un aumento de inundaciones en Bolivia y menores lluvias en el sur de Chile, suroeste de Argentina, sur de Perú y oeste de América Central.

También hay una importante reducción de la superficie de los glaciares andinos y de la Patagonia chilena y argentina.

La dimensión del glaciar Antisan de Ecuador retrocedió ocho veces más rápido en los años 90 que en décadas anteriores, y en Bolivia el glaciar Chacaltava ha perdido más de la mitad de su área desde 1990, señala el informe.

Las predicciones, según Jorquera, indican más disminución de glaciares y reservas de agua y degradación de suelos y desertificación en el centro de Chile y Argentina. El incremento del nivel del mar amenaza la cuenca del Río de la Plata y se espera aumenten los casos de cáncer a la piel en el extremo sur del continente.

También se vaticina menor disponibilidad de agua y pérdida de entre 20 y 45 por ciento de especies arbóreas en Brasil hacia fines de este siglo.

La falta de seguimiento, capital humano e instituciones dedicadas al cambio climático dificulta la capacidad de mitigación y adaptación a este fenómeno, indicó el experto chileno.

¿Cuál es el mensaje del informe a los gobiernos de la región?

“Que pongan la agenda ambiental más arriba entre sus prioridades y que se coordinen para poder negociar con los países y grupos de interés más poderosos que se van a oponer a mayores mejoramientos de la calidad ambiental”, dijo Jonquera.

Eso pasa “necesariamente por exigir que el que contamina paga o que el que contamina se haga cargo de sus costos y revierta la situación. Para eso se necesita fortaleza institucional y respaldo ciudadano”, concluyó.

El informe también insta a rescatar el conocimiento tradicional de más de 400 pueblos indígenas que habitan en la región, que se destacan por el manejo sustentable de sus recursos naturales.


El liderazgo

septiembre 10, 2006

Los líderes, establecen la unidad de propósito y dirección de la organización.

Ellos pueden crear y mantener el desarrollo interno en el que los integrantes de la organización, se vean totalmente involucrados en alcanzar los objetivos de la organización, desarrollar y entender las necesidades y expectativas de los consumidores, asegurarse de que los objetivos de la organización están enlazados con las necesidades y expectativas de los consumidores ;Midiendo la satisfacción del cliente, y actuando en función de los resultados

Los líderes, son los encargados de movilizar y encauzar los esfuerzos de la organización. Deben de ser un ejemplo y referente para el resto de miembros de la organización. Planean y desarrollan el plan estratégico de la empresa. y tienen la obligación de transmitir su impulso al resto de la organización.

El líder, ha de tener los suficientes conocimientos técnicos, información de calidad y experiencia, Para que sus acciones conduzcan al éxito. Mandar, por derecho legal, no convierte en líder. Al líder se le sigue, porque entiende, y es modelo y referente. El líder puede exigir, pero no mandar. Por imitación o deseo de agradar al líder, al que todos respetan, sus decisiones no son cuestionadas. Y los líderados, son mas propensos a intentar implicarse en la obtención de los objetivos. Es ejemplo y fortaleza para todo el colectivo, que se esforzará por estar a su nivel de exigencia.

Son muchas las capacidades de las que debería de estar dotado un líder. En la empresa, ha de ser imaginativo, diligente, esforzado. Con conocimiento de la empresa y la organización. Y ser capaz de no solo ya de tomar decisiones acertadamentas. Ha de saber involucrar al resto del grupo en la consecución de los objetivos, y sea acatado su mandato y dirección.

Muy de moda en la euforia .com, en la actualidad, se le da menos importancia para la mayoría de los miembros de la organización. El problema, era que el líder movilizaba al grupo. Pero no se sabía muy bien hacia adonde. Si hacia el éxito que pocos han logrado. O hacia el desastre que es un objetivo mas fácilmente alcanzable. Por tanto, en España, es asunto de los cargos de la organización. Los niveles inferiores, deben de aplicar el liderazgo en su ámbito de actuación.


A los japoneses, se los prepara para que ejerzan el liderazgo de su grupo, pero curiosamente, dejan que otro lleve la iniciativa si tiene razón, lo considera natural, y no le ofende al orgullo. Por nuestra tradición clásica, hemos de decir que griegos y romanos, pensaban que el culmen de la sabiduría y conocimiento, era saber imponerse a los demás, se tuviese o no razón. Diferentes filosofías y formas de concepción. Para triunfar, le recomendaría que aune ambas filosofías si quiere sobrevivir en este país.


Usted debería de ejercer el liderazgo en su trabajo, y liderar las áreas de responsabilidad de cada tarea. Hay que centrarse en el trabajo y que todo funcione bien por iniciativa propia del trabajador.


El valor de las estadisticas

junio 15, 2006
Si pudiésemos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, sería algo como esto:

Habría 57 asiáticos, 21 europeos, 14 personas del hemisferio oeste (tanto norte como sur) y 8 africanos.
52 serían mujeres.
48 hombres.
70 no serian blancos.
30 serian blancos.
70 no cristianos.
30 cristianos.
89 heterosexuales.
11 homosexuales.
6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea y los 6 (sí, 6 de 6) serían norteamericanos.

De las 100 personas, 80 vivirían en condiciones infrahumanas.
70 serian incapaces de leer.
50 sufrirían de mal nutrición.
1 persona estaría a punto de morir.
1 bebé estaría a punto de nacer.
Sólo 1 (sí, sólo 1) tendría educación universitaria.
En esta aldea habría 1 persona con computadora.


El elogio

junio 7, 2006
Vicente Cantatore, entrenador que trabaja como nadie la confianza de los jugadores, me dio un día este simple consejo: “Primero elogia y después corrige”.El elogio produce una complicidad que acerca al profesional y le hace más receptivo. Pero no olvide algunos detalles:

• No abuse de la utilización del elogio.

• Busque el momento adecuado para decirlo.

• El elogio debe estar fundamentado.

Cantatore siempre tuvo un talento especial para dejar indefensos a los jugadores con un elogio. No piensen que es algo normal, de hecho K.Stanislavski decía que “todos saben culpar, pero para los elogios se necesita un especialista”.

Sin duda, lo que más se domina es el reproche. Si uno le pregunta a un grupo de profesionales cómo cree que su jefe valora el trabajo que están realizando, éstos responderán más o menos así: “Supongo que bien, últimamente no nos ha caído ninguna bronca”. Este ejemplo, sacado de la experiencia cotidiana, demuestra las dificultades que tienen muchos “jefes” de reconocer, en público o en privado, los méritos de su gente. Sufren lo que podríamos llamar un “bloqueo para elogiar”, pero, eso sí, poseen un don especial para apuntarse méritos que nos son suyos.

Por otra parte, nuestra educación nos ha entrenado más para evitar el castigo que para disfrutar con nuestras obligaciones. Si vamos conduciendo, por ejemplo, estaremos más pendientes de evitar los radares que detectan el exceso de velocidad que de cumplir con una obligación basada en la prevención de accidentes y el sentido común. Si nos para la Guardia Civil de Tráfico, lo primero que nos preguntaremos es qué infracción hemos cometido. Es humano. Ahora deliremos un poco sin abandonar la carretera. Imaginemos que vamos por una autopista respetando todas las normas de tráfico, con las señales visuales de nuestro automóvil en perfecto funcionamiento y siendo utilizadas en el momento oportuno. La Guardia Civil nos obliga a detenernos, se acerca y nos dice algo así: “Buenas tardes. Mire, le venimos observando desde hace muchos kilómetros y queremos felicitarle por su magnífico comportamiento. Es usted un conductor ejemplar, por lo que queremos darle nuestra enhorabuena y pedirle que continúe ayudándonos con su ejemplo”. De ocurrir algo así, nuestro comportamiento lo mantendríamos durante mucho tiempo más. Aunque, probablemente y en primer momento, buscaríamos la cámara oculta pensando que nos están gastando una broma, pues ese tipo de reconocimiento no nos los creemos por infrecuentes. No olvide que estábamos delirando.

Lo más común es la estrategia del “te pillé”. Hubo una época en la que, por las noches, los entrenadores llamaban por teléfono a los jugadores a sus casas para comprobar que estaban descansando. Si después de las once de la noche no les encontraban, multa.

Yo vi a entrenadores meterse de un modo imprevisto, casi violento, en el vestuario de los jugadores para ver si nos sorprendía haciendo o diciendo algo malo.

Sin duda, esta actitud tiene un subsuelo de desconfianza que es pariente directa de la inseguridad. Como una peluca mal puesta que denuncia, al mismo tiempo, la calva y el complejo.

Sin embargo, está demostrado que las personas a las que se les refuerza un comportamiento tienden a repetir el mismo. Thorndike descubrió dos cosas que, en su tiempo, fueron revolucionarias y sieguen siendo válidas:

• Un animal hambriento es más activo que uno que no lo está. También el hombre y no sólo en aquello relacionado con la alimentación. El aburguesamiento, por ejemplo, nos hace pasivos, mientras que la búsqueda ambiciosa de un objetivo moviliza nuestro entusiasmo.

• Un animal repite acciones en las que ha tenido éxito. El elogio enmarca el éxito. A partir de esa referencia sabemos lo que está bien, lo que nos hace importantes, y tratamos de repetir el acierto. Viene de lejos, como ven, nuestra satisfacción por las conductas eficaces.

Hay que huir de la figura de ese tipo de directivo que, si la cosa va bien, se sube al tren y si va mal no sólo se baja del tren, sino que encima le tira piedras. Si se quiere ser respetado, sobre todo en los malos momentos, hay que ser el último en bajarse del tren.

Por último, quizá merezca la pena recordar dos sencillos consejos:

• No hable en primera persona, utilice siempre el nosotros. Nosotros hemos perdido, nosotros hemos ganado.

• Dé las gracias. Conviértalo en una costumbre dentro de su equipo.

Extraído del libro “LIDERAZGO. El libro que da las claves para formar equipos en la empresa y en el deporte” de Juan Mateo y Jorge Valdano.

Fuente: www.jesusgonzales.blogspot.com


LA NUEVA GERENCIA

junio 5, 2006
Una empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo gerente general.El nuevo gerente vino con la determinación de hacer cambios y volver a la empresa más productiva.

El primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección en la empresa.

En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba recostado contra la pared con las manos en los bolsillos.

Viendo una buena oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le preguntó al joven:

¿Cuánto gana usted por mes?

* Cuatrocientos dolares, señor, ¿por qué? – respondió el muchacho sin saber de qué se trataba.

El gerente sacó $400 del bolsillo y se los entregó al joven, diciendo:

* Aquí está el sueldo de este mes. Ahora desaparezca y ¡no vuelva nunca más!

El joven guardó el dinero y se fue, de acuerdo a las órdenes recibidas.

El gerente entonces, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios:

¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese joven? Si, señor – respondieron atónitos los operarios –

Vino a entregar una pizza…

Moraleja:

Hay personas que tienen tantas ganas de mandar, que se olvidan de pensar.


Si pudiera decir lo que sé de Pepe

May 19, 2006
Si pudiera decir lo que sé de Pepe, lo diría en una sola palabra: para él no existía la depresión bajo ninguna de sus modalidades. Siempre estaba alegre, parece que su misión era que los demás estuvieran siempre contentos. Imagínense que era de las personas que no temían decir lo que pensaban, aunque a veces pasara por escaso ante algunas personas, especialmente los que recién lo conocían. Sin embargo, para nosotros, sus amigos, él siempre es lo que mostró ser: una gran persona con infinitas posibilidades de afecto y apego hacia los demás.

Sinceramente, estoy envidioso de su proceder, a pesar que todos coincidimos que es el correcto. Podían existir personas que lo tildaran de tener poco seso, pero no recordamos a nadie que lo odiara. Siempre tenía amigos y amigas en todas partes, en los bares, en el hipódromo, en el estadio, en los innumerables mítines políticos a los que íbamos hacia finales de los setenta, en la universidad, en su barrio, en todas partes. Derrochaba simpatía en cualquiera de estos lugares, no sabes la cantidad de chistes que se sabía; por otro lado, sabía tomar muy bien, nunca lo recuerdo que haya estado borracho, a pesar que, la verdad, yo después de cinco cervezas, terminaba inoculado de una amnesia, que más de una vez me han contado cosas que hice que no recuerdo aunque ocurrieran ayer.

Su filosofía era esta, una vez me la dijo: “tu puedes obtener todo lo que quieras de este mundo, simplemente ayudando a los demás a que obtengan lo que ellos desean». Es por eso que, no bien terminó la universidad, se dedicó a ser vendedor.

Para muchos de nosotros, era patético verlo en las calles, cuando todavía no se había comprado un carro, paseándose con su maletín y sus corbatas espantosas de colores, vendiendo enciclopedias de puerta en puerta. Más de un día lo acompañé, y era increíble ver la forma como era rechazado por sus potenciales clientes, a lo cual Pepe respondía con una sonrisa, y al retirarse me decía “Un cliente menos, un cliente más”. Yo te juro que no duraría en este trabajo mucho tiempo. Yo prefiero el trabajo de oficina, porque te hace sentir más importante el estar detrás de un escritorio.

Sin embargo, el primer año en su trabajo, fue nombrado el mejor vendedor de enciclopedias del año. Vendió casi el doble de enciclopedias que el que salió segundo. Ni sus jefes podían creerlo. En su casa hicieron una tremenda celebración, a la cual él llegó tarde porque le estaba mostrando las enciclopedias a una familia con tres hijos.

El segundo año, la cosa fue igual, volvió a ser nombrado el mejor vendedor del año. Nadie sabía cómo lo lograba. Pepe mencionaba que era simplemente el creer en uno mismo, y el saber que estás ayudando a los demás. Un día me comentó que se había comprado como diez libros de ventas, y con las ideas que estos libros tenían, él había armado una fórmula que era muy vendedora. “De cada diez casas que visito, siete me dicen que sí.” A nadie le quiso confiar su fórmula. Lo nombraron entrenador de su empresa, pero él no soltaba prenda, y simplemente enseñaba a los vendedores novatos los rudimentos de cómo vender que conoce casi todo vendedor y que, realmente, no servían para nada.

Llegó el tercer año, y los dueños de la editorial no tuvieron más remedio que nombrarlo Gerente de Ventas. Para colmo, era un tipo muy querido y muy respetado por todos los vendedores de la empresa. Pero tenía un cierto aire que era la envidia de sus jefes, ya que ellos jamás habían logrado lo que Pepe había logrado en tan poco tiempo y con resultados francamente halagadores y envidiables.

Pepe se convirtió en el Gerente modelo. Siempre tenía una respuesta para todo, siempre estaba atento y decía las cosas correctas, y siempre avizoraba los problemas mucho antes que éstos ocurrieran. Y eso que no tuvo capacitación alguna, lo que sí hacía era comprarse libros de cómo ser gerente y esas cosas, que todas las noches leía y releía hasta que logró -según él – la fórmula para convertirse en el perfecto gerente.

Y además, no se quedó sentado en un escritorio. Salía y vendía con la gente, pero nunca les confió su fórmula. Los vendedores que fueron interrogados de cómo lo hacía, simplemente decían que era algo natural, pero que ellos no podían repetirlo, no les salía de la misma forma. Obviamente, la editorial comenzó a facturar niveles que jamás hubiera soñado. En tres años que Pepe estuvo en la Gerencia de Ventas, éstas se triplicaron.

Con ello llegó la fama bien ganada. Si tenía amigos, también éstos se triplicaron. Venían de todas partes, hombres y mujeres. Los primeros, para averiguar cómo hacía para vender y ser el gerente perfecto, y las segundas, para buscar un buen matrimonio. Porque la deducción era obvia, si Pepe había sido tan bueno en todo lo que hacía, también lo sería como esposo, amante o lo que fuera. Pero las segundas se equivocaban. No es que Pepe fuera maricón o cosa parecida, es que simplemente, para él, sólo existía la amistad en su estado más puro. Jamás nadie le conoció novia, enamorada o similar. Amigas, mucho más que las que yo tengo, pero yo le gano en enamoradas. Increíble, pero más de una se la mandó de frente, pero él tenía tal simpatía que podía ser, irremediablemente, poco seductor y sumamente apático para escarceos eróticos. Al contrario, esta posición de inalcanzable para las mujeres lo único que hizo fue mitificarlo.

Luego, las cosas se pusieron aún mejor para él. Viajaba al extranjero casi dos veces al mes, y siempre traía cosas para nosotros, los que nos quedábamos acá. Ya para entonces, tenía carro del año, y se había comprado un departamento del año. Pero en el departamento jamás hubo algo relacionado con orgías o sexo. Nos botaba si eso pasaba. Por eso, el departamento era para ir a tomar, nada más, o hacer lo que a él le gustaba que eran los ravioles con vino. Y bastante vino porque, según él, los romanos lograron el nivel cultural y artístico de la Antigüedad debido al vino. Es más, cuando se emborrachaba, jugaba a ser emperador romano, y le seguíamos la corriente; total, él nos invitaba, él nos atendía, él nos distraía, teníamos que aplaudirlo hasta la genuflexión.

Para colmo, comenzó a ser llamado por las mejores instituciones educativas para que disertara acerca de la importancia de las ventas en la empresa. Siempre estaba su nombre en los avisos de los domingos del periódico; ésos que hablan de charlas y cosas afines y, claro está, cobraba muy bien por las charlas, cosa que aún lo hacía más y más conocido en el medio local.

Las mejores empresas de Lima se peleaban por tenerlo. Pero él era fiel a la editorial, y nos decía que por qué ahora las empresas “grandes” se fijaban en él si anteriormente cuando él postuló a dichas empresas ni le dieron pelota, ni lo llamaron. Eso se lo dijo a los Gerentes Generales de dichas compañías, quienes literalmente rogaban para que Pepe fuera a trabajar con ellos. Pero él no aceptó.

Con el tiempo, llegó a ser Gerente General y accionista de la empresa. Lo veías todo el día dictando memos, órdenes, teniendo reuniones que muchas veces nadie conocía por qué se hacían ni qué resultado tenían. Tenía un par de teléfonos celulares que siempre andaban sonando, mientras que en su omnipotencia seguía vendiendo enciclopedias él mismo, saliendo con sus vendedores y gerentes tal cual lo había hecho el primer día que ingresó a la editorial, como antes.

Así fue que sucedió lo siguiente: Pepe no había tomado vacaciones en los ocho años de trabajo. Un día, estando en una reunión con unos gringos que venían a pedirle que los represente como sello editorial, se paró, gimió, y se desmayó. A mí me avisaron cuando ya lo habían llevado a la clínica. Pero pasaron 3 horas adicionales, hasta que pude verlo. Ya estaba con el celular en mano, coordinando las actividades de mañana con la secretaria. Los médicos se miraban entre ellos, y no sabían cómo enfrentarlo con el infeliz diagnóstico de cáncer generalizado que Pepe incubaba hace seis meses. Claro, que la típica pregunta era cuánto más iba a durar. Ni se inmutaba, ni quiso saberlo. Me pidió que lo averiguara en su nombre. Pero seis semanas, no era mucho tiempo adicional para él, y se lo dije.
-En seis semanas se pueden hacer muchas cosas -dijo.

Se dedicó a visitar todas las empresas que querían que él trabajara para ellos, y les hizo saber que ya no había mucho tiempo a su favor. Se dedicó a dar las órdenes para su sucesión en la empresa, nombrándome a mí director de la misma para que continuara sus políticas en la editorial. Después se fue, alquilando una casa en Punta Negra en pleno invierno, donde pescaba todos los días.

Igual yo, todos los días lo visitaba en su casa de playa para informarle del avance en la editorial, que era lo único que quería escuchar. Se había despedido de todos nosotros, y no permitió que amigo alguno excepto yo lo fuera a visitar. Los botaba a patadas, y muchos de ellos se iban llorando, y otros mentándole a la madre a este infeliz muerto en vida.

Tenía que saber qué era lo que había hecho tan famoso a Pepe y tan vendedor. Había días que tosía como perro, y la verdad es que le tuvimos que poner una enfermera que le ponía algo para el dolor. Comenzó además a divagar. Me vendía enciclopedias y en ese proceso, encontré que era su actitud la que vendía. No sus conocimientos, ni su habilidad, ni su inteligencia, sino su actitud. Sabía cómo preguntar, hablaba de su producto con una pasión que era absolutamente fuera de este planeta. Por otro lado, su transformación en el proceso de la venta, era feroz. Todas las pocas energías que le quedaban las enfocaba en convencerme que la enciclopedia era para mí, y que mi decisión de vida nunca había sido más adecuada. Me aseguraba que jamás me arrepentiría de tenerla, y que mi vida sería otra compartiendo nuevos conocimientos con este producto. Lo peor del caso, es que todos los días se la terminaba comprando, más por convencimiento que por compasión. Y todos los días fui descubriendo las enseñanzas de Pepe en un proceso, que -dentro de su aparente sencillez- encerraba toda la pasión, conocimiento y desprendimiento que mi gran amigo tuvo para con los demás.

El día de su entierro, no fueron los amigos. Toda la editorial estaba allí. Claro está que los directores me pidieron que me hiciera cargo interinamente del manejo de la empresa hasta que encontraran alguien para ocupar el cargo. Inicialmente, no estuve dispuesto a aceptar, pero pensé que podría continuar la labor de mi predecesor. Lo que nadie imaginó fue que seguí aplicando los métodos que me enseñó, la empresa siguió creciendo a ritmo geométrico y finalmente acepté la Gerencia General del mayor banco de Lima, la cual también me ofrecieron casi en forma suplicante.

Así es que, recuerda, Pepe, yo aún vivo y tú estás bajo tierra. A mí me recuerdan más en la editorial que a ti. Estoy muy ocupado para ir a tus misas del mes o a tu misa del año o de dos años, porque ahora soy un Ejecutivo. Y de un nivel que tú jamás hubieras soñado con tu venta de enciclopedias de porquería. No sabes lo que es mudarte del local de porquería que tenías en Lince a un local en la Molina, con un carro que haría palidecer al modelo que te dio la editorial, y encima, realizar la cuarta parte del trabajo que hacías en la empresa para que te paguen cuatro veces más. Lo que más me alegra, es saber, que con ese cáncer bendito jamás podrías haberte mantenido en el puesto que desechaste y que yo ahora ocupo. Eso es lo que más me alegra de todo esto.

Pero ahora, me retiro, tengo que ir a un chequeo médico ya que estoy, Pepe, tosiendo igual que tú.

Nicolás Rovegno, Perú © 2004


El peso de la Gloria

May 15, 2006
Cierto guerrero recibìa una medalla por cada batalla ganada. Los amigos admiraban su valor, y las mujeres adoraban su carisma.
Al cabo de algunos años, las medallas eran tantas que cubrìan todo su uniforme. Una tarde, en mitad de un duro combate, el guerrero casi fue alcanzado por la espada de su enemigo.

«Siempre he sido mejor, y hoy he estado a punto de perder», pensò el guerrero.

Pero enseguida se percatò del problema : el peso de las medallas no le dejaban luchar con agilidad. Tirò al suelo la capa del uniforme, volviò al campo de batalla, y derrotò a sus enemigos.

«La victoria me puede dar confianza pero no debe convertirse en una carga.»

Fuente : Pablo Coelho


El portero del Botiquin

May 9, 2006
No había en el pueblo peor oficio que el de portero del botiquín. Pero ¿Qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.

Un día se hizo cargo del botiquín un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.

Al portero, le dijo:
– A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran día por día y anotará sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.

El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero…..
– Me encantaría satisfacerlo, señor – balbuceó – pero yo… yo no sé leer ni escribir.

– ¡Ah! ¡Cuánto lo siento!

– Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.

No lo dejó terminar.
– Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte. – Y sin más, se dio vuelta y se fue.

El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. ¿Qué hacer? Recordó que en el botiquín, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él, con un martillo y clavos lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. El problema es que sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Usaría parte del dinero para comprar una caja de herramientas completa. Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha.

A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. De inmediato su vecino llamó a la puerta de su casa. – Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.

– Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar… como me quedé sin empleo…

– Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.

– Está bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. – Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?

– No, yo lo necesito para trabajar y, además, la ferretería está a dos días de mula.

– Hagamos un trato. – dijo el vecino – Yo le pagaré los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.

Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días… Aceptó. Volvió a montar su mula.

Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa. – Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?

– Sí…

– Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, más una pequeña ganancia. Yo no dispongo de tiempo para el viaje.

El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.

«…No dispongo de cuatro días para compras», recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas. En el siguiente viaje arriesgó un poco más del dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes. La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no? Las tenazas… y las pinzas… y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos… Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. Un día decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría, además de leer y escribir, las artes y oficios más prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:

– Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela.

– El honor sería para mí – dijo el hombre -. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.

– ¿Usted? – dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creerlo -¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?

– Yo se lo puedo contestar – respondió el hombre con calma -. ¡Si yo hubiera sabido leer y escribir… sería portero del botiquín!

Anonimo


No podemos

May 9, 2006

Hoy les traigo esta historia que nos enseña una gran verdad:

Cuando yo era chico me encantaba los circos y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.

También a mi como a otros, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente. Qué lo mantenía entonces?. Porqué no huía?

Cuando tenía cinco o seis años todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro o a algún adulto por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia. Si está amaestrado… Porqué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se había hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio para encontrar la respuesta.

«El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño».

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía…

Hasta que un día (terrible día para su historia) el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante, enorme y poderoso, no escapa… ¡Porque CREE QUE NO PUEDE!

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sentía poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

JAMÁS…JAMÁS…intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos creyendo que un montón de cosas «NO PODEMOS» simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO, NO PUEDO Y NO PODRÉ NUNCA…

Crecimos portando este mensaje que nos impusieron o impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.

La única manera de saber, es intentar de nuevo, poniendo en el intento ¡TODO TU CORAZÓN!

Fuente: Anonimo


Leer y gestionar feeds

abril 29, 2006

Mi software gestionador de feed es Feedness, a continuaciòn les anexo en que consiste esta aplicaciòn y les indico la direcciòn web para su uso. Es una excelente herramienta.

Feedness es una aplicación web que le permite leer y gestionar feeds (o canales, es lo mismo). Los feeds permiten poder leer los contenidos y actualizaciones de estás páginas web sin necesidad de visitarlos y Feedness le permite suscribirse y administrar sus canales para poder leer todos estos sitios web desde un único lugar.

Feedness le permite además, guardar los contendidos que más le hayan gustado (en forma de recortes) y además, gracias a nuestro notificador, puede saber en todo momento cuantas noticias tiene sin leer o qué sitios acaban de actualizar su canal.

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